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miércoles, 16 de marzo de 2016

24. Programa para trabajar la ansiedad… (y Tres).




Utilizando las herramientas que sugiero en el artículo anterior, se comienza el camino de la disociación. Una de las vías que, si es este tu deseo, puede llevarte a la alegría y la paz interior.

Para explicar esto, hay que preguntarse: ¿Quién soy? 

¿Soy mi cuerpo, mis emociones, mis estados mentales? 

Si te mantienes en observación, con los pulmones vacios, mientras las sensaciones físicas desagradables y los torbellinos mentales intentan hacerte capitular, sabes ya -aunque tal vez sólo a nivel intuitivo- que no eres ni tu cuerpo, ni tus emociones, ni tus estados mentales y esto es así porque puedes experimentar que hay una observadora que observa todo lo que está pasando.

Cuando empieces a disociarte conscientemente entre la observadora y lo observado, podrás comprobar que algunos de los síntomas físicos experimentados –opresión en el pecho o ahogo, por ejemplo– están relacionados directamente con una emoción. Emoción bien producida en respuesta a un pensamiento, bien intensificada por un pensamiento. 

Y al contrario, puede aparecer un síntoma físico sin más –podría ser un sofoco o palpitaciones– pero que, inmediatamente, produce una emoción (angustia por ejemplo) que a su vez dispara todo tipo de pensamientos dramáticos y negativos o, por lo menos, altamente estresantes que refuerzan y amplifican el síntoma.

En cualquier caso, la mente va a estar implicada, bien como productora bien como intensificadora de la reacción.

Sin embargo cuando empieza la disociación entre el observador y lo observado, empieza también la desidentificación con la mente que, en general, es un pelín histérica y no deja de atosigarnos con sus exigencias, sus quejas y sus dramas.

Lo que significa, que ya no vas a sentir que la reacción de sofoco, angustia, palpitaciones, pánico etc. eres , si no que es algo que está pasando en tu cuerpo físico y/o mental. A partir de este momento empiezas también a saber que puedes elegir lo que haces con la reacción.

¿Vas a dejarte arrastrar por ella y a acentuarla?

¿Vas a observar su desarrollo sin intervenir, sabiendo que te está enseñando algo sobre tu cuerpo y/o tu mente?

Si eliges lo segundo vas a aprender mucho sobre lo que te viene bien y lo que no, sobre lo que realmente quieres y lo que no, sobre las verdaderas razones de ciertos síntomas o estados. Por supuesto no te va a salir siempre a la perfección, date tiempo, no te preocupes si la reacción te puede más de una vez, simplemente sigue intentándolo y perdónate si no te sale. 

Quiérete.

Si no te desanimas, comprobarás que la reacción es cada vez menos intensa y más corta. Hasta el día que sientas que eres dueña de ti misma. Que, finalmente, la observadora utiliza su cuerpo y su mente como ella quiere y deja de ser el juguete inconsciente de todas las emociones, influencias y estados que le llegan.

Y cuando hablo de emociones, influencias y estados que le llegan, me refiero a hechos que pueden ser exteriores, pero que sobre todo son interiores, puesto que la mente y el cuerpo reaccionan siempre en función de aprendizajes inconscientes del pasado que, justamente ahora, en el periodo de purificación y renacimiento de la menopausia, salen a la luz para ser transformados en consciencia y nuevas energías para comenzar el ciclo de poder.

Aunque las mujeres tenemos la suerte de tener un mecanismo exclusivo –la menopausia– para hacer esta transformación con muchas probabilidades de éxito, en realidad, todo ser humano tiene que llegar a este estado de desidentificación con el cuerpo y la mente para ser verdaderamente libre. Por lo que existen técnicas, enseñanzas y filosofías múltiples que hablan de ello de distintas formas, por lo que para muchas de vosotras lo que digo no será nuevo, para otras sí. 

En cualquier caso, lo que propongo es una herramienta accesible, que puede utilizarse en cualquier momento que la angustia, el dolor, el pánico, el miedo o la cólera se manifiesten y parezcan llevarse todo por delante. Además, funciona –siempre que se use, claro.

Cuando consigas observar la mayoría de las veces una emoción/molestia en tu cuerpo/mente sin intervenir, en realidad estarás experimentando un tipo de estado meditativo

Puedes alargarlo en una verdadera meditación de algunos minutos a una hora, en momentos que te convengan. Por ejemplo antes de irte a dormir te relajará y purificará tu mente, lo que hará que duermas mucho mejor. También puede hacerse en medio de la noche –cinco, 10 minutos– si te desvelas de repente (caso típico de los sudores nocturnos) y tu cabeza empieza a estresarse por X-mil cosas.

La técnica es una variación de lo explicado en el artículo precedente, pero en este caso no será una respuesta a una reacción desagradable, si no una elección tuya en ese momento específico. Por supuesto, tú puedes estar haciendo ya algún tipo de meditación que te venga bien y, en este caso, puedes seguir haciéndola igual. Lo que yo propongo es una opción entre otras.

Para hacerlo:

a)   Te sientas en la posición del loto si te es confortable (ayudada por almohadones o cojines), si no, simplemente tumbada.

b)   Observas tu cuerpo respirando normalmente –en este caso no hay parada con los pulmones vacíos… tensiones, opresión en medio del pecho o en la tripa, palpitaciones, sofoco eventual… No cambias nada. No quieres cambiar nada, simplemente respiras normalmente y observas.

c)   Si tu mente no para de hablar, no pasa nada, la observas también y la regañas un poco de forma cariñosa. Puedes imaginarla como una niña pequeña en el centro de tu pecho. Una niña pequeña que tiene miedo y está nerviosa, y que será calmada y abrazada en el chacra corazón por la Madre Celeste o cualquier otra imagen que te venga bien.

Estás en este estado de observadora, el tiempo que te parezca. Si es para ayudarte a dormir aconsejo un cuarto de hora. Por supuesto, tu puedes alargarlo todo lo que quieras ¡No hay contraindicaciones!

Tampoco hay ningún problema si te parece que la mayoría de las veces no te sale en absoluto. Los efectos se manifiestan simplemente con que tengas la intención y la voluntad de hacerlo.

Con el tiempo verás que llegas a un nivel superior de observación, de estabilidad y de calma.

Finalmente, un aviso. Si, como es usual, tu vida está llena de actividades y obligaciones y no tienes un minuto libre, no intentes hacer tu cuarto de hora meditativo antes de dormir además de todo lo que haces normalmente.

Aconsejo hacerlo en vez de otra cosa que hagas, como por ejemplo ver la TV, o leer. No es una buena idea añadir más deberes a tu vida, es aconsejable que establezcas prioridades y decidas de qué otra actividad puedes prescindir.

Regla 3: Proponte encontrar un equilibrio entre trabajo/familia/descanso/ actividades artísticas u otras y contacto con la naturaleza.

Hay actividades/situaciones que tendrás que modificar o abandonar.

La menopausia es el momento de hacerlo.

Para ojear mis otros libros y saber más sobre mí puedes ir AQUÍ.

2 comentarios:

  1. Me encanta este blog,no sé porqué no tiene más comentarios, he aprendido muchísimo acerca de esta etapa! solo quiero darte las gracias!

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  2. Hola lunaroja! Gracias a tí. Tu comentario se publica con retraso porque he estado dos semanas de retiro sin internet. Mi ritmo de vida se hace cada vez más contemplativo y lento ¡Tal vez por eso hay pocos comentarios!Pero no importa, lo importante es que estos artículos inspiren a otras mujeres. Un abrazo.

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