Son, posiblemente, las dos molestias
más comunes en las mujeres occidentales y de hecho, parecen haberse disparado
en las últimas décadas. Si al principio de los ochenta la doctora Anderson
hablaba de sólo un tercio de mujeres menopáusicas con molestias, en la
actualidad yo no conozco a nadie que pase a su ciclo de poder sin experimentar antes
o después sofocos. En muchos casos serán leves, durarán unos meses y no tendrá
mayor importancia. En otros, interferirán gravemente con la vida corriente durante
años, lo que dará lugar a tratamientos invasivos como la terapia de sustitución
hormonal.
Médicamente, los sofocos se
explican –siempre en la misma línea
ideológica de la carencia– como un
efecto debido a la pérdida general de función del ovario (1); lo que ya hemos
visto en el artículo 3 que no es
cierto, sólo pierde su función ovulatoria.
Esta supuesta pérdida de función,
produciría oscilaciones del nivel de estrógenos. Oscilaciones que confundirían
al hipotálamo –os recuerdo que una de sus funciones es la termorregulación– y
le harían subir la temperatura corporal repentinamente y sin tener en cuenta
los grados en el exterior.
Para mujeres con años de
experiencia aconsejando a otras mujeres en estos temas como Donna Eden (2), la
inestabilidad termorreguladora se debe asimismo a las oscilaciones hormonales,
pero no de estrógenos, si no de la relación
estrógenos/progesterona – estas son oscilaciones diarias y muy rápidas que,
efectivamente ocurren, hasta que se establece el equilibrio hormonal del ciclo
del poder y no se trata de ninguna carencia.
Como ninguna de las dos hipótesis
ha sido demostrada podéis elegir la que más os guste, yo prefiero la segunda porque
me parece más completa y más respetuosa con la sabiduría de nuestro cuerpo.
También habréis podido observar, si
tenéis sofocos, que se desencadenan fácilmente en respuesta a una situación o
pensamiento estresante.
Esto es debido a que el stress
alerta de inmediato al meridiano energético del triple calentador que, como ya
sabemos, trabaja conjuntamente con el hipotálamo. Además, en estos momentos, y puesto que probablemente no lo hicimos antes,
nuestro cuerpo está intentando si o si
de que nos demos por enteradas de su componente energético y vas a ser mucho
más sensible a todo tipo de situación que afecte tus meridianos y resto de
sistemas energéticos de forma consciente o inconsciente.
No es que antes no te afectase, pero ahora tu cuerpo lo va a exteriorizar rápidamente, lo cual, además de sofocos, puede producir oscilaciones brutales de tipo emocional, como por ejemplo una gran angustia seguida del sofoco o incluso un ataque de pánico, y si no sabes el porqué, puedes asustarte.
No es que antes no te afectase, pero ahora tu cuerpo lo va a exteriorizar rápidamente, lo cual, además de sofocos, puede producir oscilaciones brutales de tipo emocional, como por ejemplo una gran angustia seguida del sofoco o incluso un ataque de pánico, y si no sabes el porqué, puedes asustarte.
Es por eso que, ahora, te vendría muy bien hacer algo de
yoga o Tai-chi o Qi-gong. Yo, que he practicado las tres enseñanzas, tengo una preferencia por el Qi-gong que me parece el más efectivo y respetuoso con nuestra energía femenina en esta fase. Sin embargo, lo más importante, es con cual de los tres te sientes tú cómoda.
Cuando se habla de estas técnicas antiquísimas, se señalan todo tipo de beneficios incluyendo la recuperación de la flexibilidad, la disminución del stress, el aumento de fuerza muscular, la mejora del equilibrio etc., lo que es muy cierto. Es menos conocido que estos ejercicios han sido desarrollados para, en primer lugar, reforzar y equilibrar los sistemas energéticos y vibratorios del ser humano.
Cuando se habla de estas técnicas antiquísimas, se señalan todo tipo de beneficios incluyendo la recuperación de la flexibilidad, la disminución del stress, el aumento de fuerza muscular, la mejora del equilibrio etc., lo que es muy cierto. Es menos conocido que estos ejercicios han sido desarrollados para, en primer lugar, reforzar y equilibrar los sistemas energéticos y vibratorios del ser humano.
El Pilates –que usa técnicas de
los tres anteriores aunque no sé si se dice– puede ser una buena opción si
a ti eso de la energía te suena demasiado estrambótico.
En cualquier caso, un método que
disminuya el stress: Qi-gong, yoga, meditación, deporte o lo que sea que os vaya bien, disminuirá los sofocos o, incluso, podrá evitarlos.
Pero lo primero que indican los sofocos –molestos o no– es que debemos cambiar algo nuestra alimentación. De hecho, se
considera que una alimentación rica en vegetales es lo que hace que las mujeres
de las culturas asiáticas no tengan este problema (por lo menos hasta ahora y
mientras no cambien de costumbres).
Si estáis atentas a vuestro
cuerpo durante las comidas, podéis recibir mensajes adaptados a vuestra
constitución.
Yo por ejemplo, noté que tenía
que dejar el alcohol y el café, disminuir la carne y tomar más verduras. De un
día al otro, cambie apreciablemente mi dieta simplemente basándome en lo que me
apetecía comer y notaba que me sentaba bien. Tenía antojos de brócolis y empecé
a hacerme ensaladas de zanahorias, apio, nueces y anchoas en aceite de oliva. Cuando los sofocos disminuyeron apreciablemente noté que
podía tomar alcohol de nuevo –sin exagerar evidentemente–, lo cual estuvo muy
bien porque me gusta el buen vino.
Sin embargo, no he vuelto a
probar el café, y eso es porque mi cuerpo no
lo quiere.
Es decir, que durante una
temporada, igual te conviene dejar de comer determinadas cosas, lo que no
significa que después no puedas volver a comerlas.
Además, es posible que necesites
algún suplemento.
Los suplementos son un jugosísimo
negocio que no tendría ninguna razón de ser si comiésemos variado, de
temporada, cocinado por nuestras manitas y cultivado/engordado sin productos
químicos, antibióticos y pesticidas. Como esto no es evidente, en momentos
especiales hay que echar mano a ciertas ayudas.
Por experiencia personal puedo
recomendar dos cosas. Podéis encontrar otras opciones que os convengan más en
(2) y, sobre todo, en (3).
Las dos cosas son el aceite de onagra o borraja, que podéis
alternar o mezclar, muy ricos en ácidos grasos esenciales del tipo omega 6 y
las semillas de lino dorado molidas,
ricas en ácidos grasos esenciales omega 3.
Estos dos tipos de ácidos grasos
existen en los alimentos, pero no está claro que los obtengamos en cantidades y
calidad adecuadas y son especialmente importantes para las mujeres, también
durante la etapa reproductora y, especialmente, si hay síntomas de desequilibrio
hormonal como síndrome premenstrual o pechos doloridos e hinchados.
Yo tomo media cuchara sopera
diaria de aceite de onagra o borraja (mezclado con el de oliva en la ensalada
por ejemplo). Empecé a hacerlo por recomendación de mi ginecóloga siete años
antes de mi día M, con el resultado de que mis pechos, siempre doloridos e
hipersensibles veinticinco días al mes, dejaron de hincharse… ¡por primera vez
en mi vida de mujer adulta pude ponerme a tomar el sol boca abajo!
Los aceites de onagra o borraja
-comprarlos bio- os saldrán más baratos si los conseguís por medios litros, a
guardar en la nevera. Medio litro os durará medio año aproximadamente, la otra
opción son las cápsulas que en estos momentos se venden en todas las farmacias, supermercados y por internet. Procurar comprar una marca que os de confianza.
Aparte de esto y, poco después
del día M, empecé a tomar una cucharita de café diaria de semillas molidas de
lino, fuente de ácidos grasos omega 3 y fitoestrógenos suaves como ya he
comentado en el artículo 5. Lo añado a la ensalada, a la sopa o al arroz.
La herramienta siguiente que funciona rápidamente si, de repente, empezáis
con sofocos o sudores nocturnos es el módulo de ejercicios energéticos para
la menopausia de Donna Eden (2).
Si los hacéis –entre 8 a 15
minutos diarios– y controláis mínimamente vuestra alimentación es muy probable
que no necesitéis nada más para equilibraros física y emocionalmente.
He escrito dos artículos sobre
este módulo puesto que he pedido permiso a Donna y me lo ha dado, pero no he
descrito cada ejercicio en detalle porque me parece aburridísimo y ya lo ha
hecho ella. Así que, lo primero, es que os miréis su video titulado 5 min
Energy Routine o sea, 5 minutos
de rutina energética diaria en http://www.youtube.com/watch?v=Vr-FEoY440g
Está en inglés, pero no necesitáis entender el inglés para copiar los
movimientos.
Si lo hacéis, y yo lo recomiendo
aunque estéis estupendamente, podréis seguir fácilmente mis artículos
sobre el módulo menopausia, que incluye los 5
minutos de rutina energética diaria con algunos cambios y adiciones.
En cualquier caso, las
instrucciones detalladas están en el libro de Donna, Medicina Energética para Mujeres. Está traducido al español, es
accesible, barato y siempre lo podéis tener a mano para consultarlo. Veréis que,
en caso de necesidad, podéis crearos un programa completamente personalizado de
ejercicios.
No he terminado, ni mucho menos,
con el tema de los síntomas, pero
hasta aquí, tenéis los datos necesarios para acceder a las
herramientas naturales y al alcance de cualquiera de vosotras que funcionan
y, asimismo, los lugares y libros donde podéis encontrar la información
complementaria.
No es muy complicado, pero se
necesita una toma en mano activa de vuestra parte, algo que no es habitual en
nuestra sociedad de soluciones hechas para todo el mundo.
También necesita que os observéis
como seres únicos y con necesidades propias que pueden diferir de las
necesidades de otras mujeres que conozcáis. Lo que significa que tendréis que
probar cosas y ver si os sirven o no, tanto en relación a la alimentación como
respecto a las técnicas y ejercicios que podéis usar.
En cuanto a los ejercicios, tal
vez os digáis que no tenéis tiempo, pero el programa básico (técnicas del ciervo y de los anillos),
más el módulo energético de Donna Eden, necesitan un máximo de 20 minutos
diarios que, además, no tienen porqué ser seguidos.
Si nunca habéis tenido una rutina
de deporte, meditación, gimnasia u otra cosa, yo sugeriría que os propongáis
hacer el programa básico (técnicas del ciervo y de los anillos), durante
dos semanas. Son de cinco a diez minutos diarios.
Si lo conseguís es que sois
perfectamente capaces de hacer el resto.
Si todavía no habéis pasado por
el día M y os sentís perfectamente bien, os recomiendo de todas formas integrar
en vuestra vida el programa básico. Son las dos técnicas que protegerán vuestro
pecho y vagina y os mantendrán jóvenes y sexuales durante todo el ciclo de
poder. Los antiguos textos dicen que la mujer que empiece el ejercicio del
ciervo con veinte años mantendrá toda su vida la apariencia de los veinte años.
Sin llegar a tanto –no conozco a
ninguna mujer que haya empezado a esa edad–, hay sin embargo una gran verdad en
esta afirmación.
AVISO: Según el doctor Chang, el ejercicio del ciervo lo usaron
durante siglos las mujeres nobles en la India para controlar sus embarazos. En
teoría es posible, ya que este ejercicio podría mantener el nivel de estrógenos
constante y, por lo tanto, suprimiría las reglas en las mujeres en edad
reproductora. El Tao considera esto
una gran ventaja. Aquí es interesante señalar que se obtendría un estado
transitorio similar al de la menopausia y que esto es lo que mantendría la juventud.
Si la mujer se quiere quedar
embarazada interrumpe el ejercicio, lo que hace volver las reglas.
Hasta aquí la teoría. En la
práctica, yo utilicé el ejercicio durante mi treintena justamente con esta idea
y, aunque los beneficios han sido evidentes en otros aspectos, mis reglas jamás
se interrumpieron, ni conozco a nadie que lo haya conseguido. De todas formas,
tengo que avisar de esta posibilidad por si acaso alguna mujer joven quisiera
utilizar estas técnicas –lo que por otro lado sería muy recomendable para su
salud presente y futura y su apariencia física.
Para ojear mis otros libros y saber más sobre mí puedes ir AQUÍ.
(1)
A. Becerra-Fernández. Abordaje
farmacológico en la menopausia. En: Información Terapéutica del Sistema
Nacional de Salud. Vol 27-No 4-2003.
(2)
Donna Eden y David Feinstein. “Medicina
Energética para Mujeres”. (2012) En Ediciones Obelisco.
(3)
Christiane Northrup “La Sabiduría de la
Menopausia” Edición revisada (2009). Urano
Mi madre, en su día, recuerdo que tenía muchos sofocos, éstos se fueron espaciando con los años cada vez fueron menos frecuentes, así que me pareció natural el tenerlos “herencia genética”. Empecé a tenerlos unos siete años antes de que me desapareciera la regla. A veces el hecho de tenerlos hacía que se acentuaran sus efectos pues estaba impartiendo una clase en la Universidad. Consciente de que todo está en el cuerpo, así como de la posibilidad de cambiarlo, es decir renunciando a la posibilidad de que la herencia genética mandara, quise cambiar esa situación. Al tiempo que recordé que había leído algo sobre la regulación de la temperatura y los vientos en la medicina oriental y ayurvédica. La importancia, también de la alimentación. Lo que experimenté y observé en mí, que no tiene por que ser igual en otras, es que antes del sofoco siempre tenía ganas de orinar y no lo hacía porque estaba ocupada, las ganas de orinar se pasaban pero poco después llegaba el sofoco, me ponía colorada, con calor, luego sudaba y el sudor se enfriaba y sentía frío. Los sofocos duraron sólo dos años. Porque modifiqué mi conducta, tomando primero conciencia de lo que hacía unos minutos antes de que me diera el sofoco, -no iba a orinar , aunque necesitaba ir- le negaba a mi cuerpo una necesidad, lo había hecho durante toda mi vida anterior, y lo hacía, porque estaba “ocupada” en otra cosa, ya fuera: jugar, disfrutar de una buena compañía o trabajar. Al hacer caso a las necesidades de mi cuerpo de manera inmediata, los sofocos desaparecieron también de inmediato.
ResponderEliminarSe lo dije a mi ginecólogo, pero no me hizo caso alguno.
Géminis del 50
Hola Rosa. ¿De que marca es el aceite de onagra que usas? ¿Dónde lo compras?
ResponderEliminar¿Y las semillas de lino? ¿Crees que es mejor molerlas?
Gracias.
Me encanta tu blog. Lástima que no lo actualices.
Un saludo.
Hola Estrella. Gracias por escribirme. Yo compro mis aceites en botella a un productor francés que conozco y sé que es de confianza. No sé si podrá convenirte. Busca "Le Gattilier" si quieres ver su catálogo.
EliminarLas semillas de lino, biológicas en el supermercado. Ya explico en mis artículos porqué es mejor molerlas.
¡Paciencia con las actualizaciones! Mis artículos, aún el aparentemente sencillito, llevan muchos meses de investigación y consultas. No escribo nada que no conozca o que no me convenza personalmente y, supongo, que si os gusta es porque, entre otras cosas, es serio y documentado. Y no te preocupes sacaré un nuevo artículo pronto. Un saludo.
Hola Rosa.
ResponderEliminarAunque suene demodé: Me encanta tu blog. Me resulta muy inspirador. Tengo 50 años. Creo que lo he encontrado en el momento justo. La menopausia asoma la patita. Muchas gracias por compartir tus experiencias y conocimientos.
Iba a preguntarte lo mismo que Estrella. Aparte de Le Gattilier ¿se te ocurre donde conseguir el aceite de onagra?
Un abrazo.
Ana
Hola Ana, gracias por escribirme. Yo he visto en la mayoría de los supermercados una zona de complementos donde se encuentra aceite de onagra y/o borraja en cápsulas. Puedes hacer un control de la marca buscando en internet su página web y ver si te da confianza. También puedes pedirles información directamente sobre su aceite usando de tus prerogativas de consumidora: dónde está su zona de producción o a quien se lo compran etc. Si son serios estarán encantados de contestarte. Un saludo muy cordial.
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