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lunes, 2 de septiembre de 2013

7. Sofocos y sudores nocturnos.




Son, posiblemente, las dos molestias más comunes en las mujeres occidentales y de hecho, parecen haberse disparado en las últimas décadas. Si al principio de los ochenta la doctora Anderson hablaba de sólo un tercio de mujeres menopáusicas con molestias, en la actualidad yo no conozco a nadie que pase a su ciclo de poder sin experimentar antes o después sofocos. En muchos casos serán leves, durarán unos meses y no tendrá mayor importancia. En otros, interferirán gravemente con la vida corriente durante años, lo que dará lugar a tratamientos invasivos como la terapia de sustitución hormonal.

Médicamente, los sofocos se explican  –siempre en la misma línea ideológica de la carencia­– como un efecto debido a la pérdida general de función del ovario (1); lo que ya hemos visto en el artículo 3 que no es cierto, sólo pierde su función ovulatoria.
Esta supuesta pérdida de función, produciría oscilaciones del nivel de estrógenos. Oscilaciones que confundirían al hipotálamo ­–os recuerdo que una de sus funciones es la termorregulación­– y le harían subir la temperatura corporal repentinamente y sin tener en cuenta los grados en el exterior.

Para mujeres con años de experiencia aconsejando a otras mujeres en estos temas como Donna Eden (2), la inestabilidad termorreguladora se debe asimismo a las oscilaciones hormonales, pero no de estrógenos, si no de la relación estrógenos/progesterona ­– estas son oscilaciones diarias y muy rápidas que, efectivamente ocurren, hasta que se establece el equilibrio hormonal del ciclo del poder y no se trata de ninguna carencia.

Como ninguna de las dos hipótesis ha sido demostrada podéis elegir la que más os guste, yo prefiero la segunda porque me parece más completa y más respetuosa con la sabiduría de nuestro cuerpo. 

También habréis podido observar, si tenéis sofocos, que se desencadenan fácilmente en respuesta a una situación o pensamiento estresante. 

Esto es debido a que el stress alerta de inmediato al meridiano energético del triple calentador que, como ya sabemos, trabaja conjuntamente con el hipotálamo. Además, en estos momentos, y puesto que probablemente no lo hicimos antes, nuestro cuerpo está intentando si o si de que nos demos por enteradas de su componente energético y vas a ser mucho más sensible a todo tipo de situación que afecte tus meridianos y resto de sistemas energéticos de forma consciente o inconsciente.

No es que antes no te afectase, pero ahora tu cuerpo lo va a exteriorizar rápidamente, lo cual, además de sofocos, puede producir oscilaciones brutales de tipo emocional, como por ejemplo una gran angustia seguida del sofoco o incluso un ataque de pánico, y si no sabes el porqué, puedes asustarte.

Es por eso que, ahora, te vendría muy bien hacer algo de yoga o Tai-chi o Qi-gong. Yo, que he practicado las tres enseñanzas, tengo una preferencia por el Qi-gong que me parece el más efectivo y respetuoso con nuestra energía femenina en esta fase. Sin embargo, lo más importante, es con cual de los tres te sientes tú cómoda.

Cuando se habla de estas técnicas antiquísimas, se señalan todo tipo de beneficios incluyendo la recuperación de la flexibilidad, la disminución del stress, el aumento de fuerza muscular, la mejora del equilibrio etc., lo que es muy cierto. Es menos conocido que estos ejercicios han sido desarrollados para, en primer lugar, reforzar y equilibrar los sistemas energéticos y vibratorios del ser humano.

El Pilates –que usa técnicas de los tres anteriores aunque no sé si se dice– puede ser una buena opción si a ti eso de la energía te suena demasiado estrambótico.

En cualquier caso, un método que disminuya el stress: Qi-gong, yoga, meditación, deporte o lo que sea que os vaya bien, disminuirá los sofocos o, incluso, podrá evitarlos. 

Pero lo primero que indican los sofocos –molestos o no–  es que debemos cambiar algo nuestra alimentación. De hecho, se considera que una alimentación rica en vegetales es lo que hace que las mujeres de las culturas asiáticas no tengan este problema (por lo menos hasta ahora y mientras no cambien de costumbres).

Si estáis atentas a vuestro cuerpo durante las comidas, podéis recibir mensajes adaptados a vuestra constitución. 

Yo por ejemplo, noté que tenía que dejar el alcohol y el café, disminuir la carne y tomar más verduras. De un día al otro, cambie apreciablemente mi dieta simplemente basándome en lo que me apetecía comer y notaba que me sentaba bien. Tenía antojos de brócolis y empecé a hacerme ensaladas de zanahorias, apio, nueces y anchoas en aceite de oliva. Cuando los sofocos disminuyeron apreciablemente noté que podía tomar alcohol de nuevo –sin exagerar evidentemente–, lo cual estuvo muy bien porque me gusta el buen vino.

Sin embargo, no he vuelto a probar el café, y eso es porque mi cuerpo no lo quiere.

Es decir, que durante una temporada, igual te conviene dejar de comer determinadas cosas, lo que no significa que después no puedas volver a comerlas.

Además, es posible que necesites algún suplemento.

Los suplementos son un jugosísimo negocio que no tendría ninguna razón de ser si comiésemos variado, de temporada, cocinado por nuestras manitas y cultivado/engordado sin productos químicos, antibióticos y pesticidas­. Como esto no es evidente, en momentos especiales hay que echar mano a ciertas ayudas. 

Por experiencia personal puedo recomendar dos cosas. Podéis encontrar otras opciones que os convengan más en (2) y, sobre todo, en (3). 

Las dos cosas son el aceite de onagra o borraja, que podéis alternar o mezclar, muy ricos en ácidos grasos esenciales del tipo omega 6 y las semillas de lino dorado molidas, ricas en ácidos grasos esenciales omega 3. 

Estos dos tipos de ácidos grasos existen en los alimentos, pero no está claro que los obtengamos en cantidades y calidad adecuadas y son especialmente importantes para las mujeres, también durante la etapa reproductora y, especialmente, si hay síntomas de desequilibrio hormonal como síndrome premenstrual o pechos doloridos e hinchados.

Yo tomo media cuchara sopera diaria de aceite de onagra o borraja (mezclado con el de oliva en la ensalada por ejemplo). Empecé a hacerlo por recomendación de mi ginecóloga siete años antes de mi día M, con el resultado de que mis pechos, siempre doloridos e hipersensibles veinticinco días al mes, dejaron de hincharse… ¡por primera vez en mi vida de mujer adulta pude ponerme a tomar el sol boca abajo!

Los aceites de onagra o borraja -comprarlos bio- os saldrán más baratos si los conseguís por medios litros, a guardar en la nevera. Medio litro os durará medio año aproximadamente, la otra opción son las cápsulas que en estos momentos se venden en todas las farmacias, supermercados y por internet. Procurar comprar una marca que os de confianza.

Aparte de esto y, poco después del día M, empecé a tomar una cucharita de café diaria de semillas molidas de lino, fuente de ácidos grasos omega 3 y fitoestrógenos suaves como ya he comentado en el artículo 5. Lo añado a la ensalada, a la sopa o al arroz. 

La herramienta siguiente que funciona rápidamente si, de repente, empezáis con sofocos o sudores nocturnos es el módulo de ejercicios energéticos para la menopausia de Donna Eden (2). 

Si los hacéis –entre 8 a 15 minutos diarios– y controláis mínimamente vuestra alimentación es muy probable que no necesitéis nada más para equilibraros física y emocionalmente. 

He escrito dos artículos sobre este módulo puesto que he pedido permiso a Donna y me lo ha dado, pero no he descrito cada ejercicio en detalle porque me parece aburridísimo y ya lo ha hecho ella. Así que, lo primero, es que os miréis su video titulado 5 min Energy Routine o sea, 5 minutos de rutina energética diaria en http://www.youtube.com/watch?v=Vr-FEoY440g Está en inglés, pero no necesitáis entender el inglés para copiar los movimientos. 

Si lo hacéis, y yo lo recomiendo aunque estéis estupendamente, podréis seguir fácilmente mis artículos sobre el módulo menopausia, que incluye los 5 minutos de rutina energética diaria con algunos cambios y adiciones.

En cualquier caso, las instrucciones detalladas están en el libro de Donna, Medicina Energética para Mujeres. Está traducido al español, es accesible, barato y siempre lo podéis tener a mano para consultarlo. Veréis que, en caso de necesidad, podéis crearos un programa completamente personalizado de ejercicios.

No he terminado, ni mucho menos, con el tema de los síntomas, pero hasta aquí, tenéis los datos necesarios para acceder a  las herramientas naturales y al alcance de cualquiera de vosotras que funcionan y, asimismo, los lugares y libros donde podéis encontrar la información complementaria. 

No es muy complicado, pero se necesita una toma en mano activa de vuestra parte, algo que no es habitual en nuestra sociedad de soluciones hechas para todo el mundo.

También necesita que os observéis como seres únicos y con necesidades propias que pueden diferir de las necesidades de otras mujeres que conozcáis. Lo que significa que tendréis que probar cosas y ver si os sirven o no, tanto en relación a la alimentación como respecto a las técnicas y ejercicios que podéis usar.

En cuanto a los ejercicios, tal vez os digáis que no tenéis tiempo, pero el programa básico (técnicas del ciervo y de los anillos), más el módulo energético de Donna Eden, necesitan un máximo de 20 minutos diarios que, además, no tienen porqué ser seguidos. 

Si nunca habéis tenido una rutina de deporte, meditación, gimnasia u otra cosa, yo sugeriría que os propongáis hacer el programa básico (técnicas del ciervo y de los anillos), durante dos semanas. Son de cinco a diez minutos diarios.

Si lo conseguís es que sois perfectamente capaces de hacer el resto.

Si todavía no habéis pasado por el día M y os sentís perfectamente bien, os recomiendo de todas formas integrar en vuestra vida el programa básico. Son las dos técnicas que protegerán vuestro pecho y vagina y os mantendrán jóvenes y sexuales durante todo el ciclo de poder. Los antiguos textos dicen que la mujer que empiece el ejercicio del ciervo con veinte años mantendrá toda su vida la apariencia de los veinte años.

Sin llegar a tanto –no conozco a ninguna mujer que haya empezado a esa edad–, hay sin embargo una gran verdad en esta afirmación.

AVISO: Según el doctor Chang, el ejercicio del ciervo lo usaron durante siglos las mujeres nobles en la India para controlar sus embarazos. En teoría es posible, ya que este ejercicio podría mantener el nivel de estrógenos constante y, por lo tanto, suprimiría las reglas en las mujeres en edad reproductora. El Tao considera esto una gran ventaja. Aquí es interesante señalar que se obtendría un estado transitorio similar al de la menopausia y que esto es lo que mantendría la juventud. 

Si la mujer se quiere quedar embarazada interrumpe el ejercicio, lo que hace volver las reglas.

Hasta aquí la teoría. En la práctica, yo utilicé el ejercicio durante mi treintena justamente con esta idea y, aunque los beneficios han sido evidentes en otros aspectos, mis reglas jamás se interrumpieron, ni conozco a nadie que lo haya conseguido. De todas formas, tengo que avisar de esta posibilidad por si acaso alguna mujer joven quisiera utilizar estas técnicas –lo que por otro lado sería muy recomendable para su salud presente y futura y su apariencia física.

Para ojear mis otros libros y saber más sobre mí puedes ir AQUÍ.

(1) A. Becerra-Fernández. Abordaje farmacológico en la menopausia. En: Información Terapéutica del Sistema Nacional de Salud. Vol 27-No 4-2003.
(2) Donna Eden y David Feinstein. “Medicina Energética para Mujeres”. (2012) En Ediciones Obelisco.
(3) Christiane Northrup “La Sabiduría de la Menopausia” Edición revisada (2009). Urano

5 comentarios:

  1. Mi madre, en su día, recuerdo que tenía muchos sofocos, éstos se fueron espaciando con los años cada vez fueron menos frecuentes, así que me pareció natural el tenerlos “herencia genética”. Empecé a tenerlos unos siete años antes de que me desapareciera la regla. A veces el hecho de tenerlos hacía que se acentuaran sus efectos pues estaba impartiendo una clase en la Universidad. Consciente de que todo está en el cuerpo, así como de la posibilidad de cambiarlo, es decir renunciando a la posibilidad de que la herencia genética mandara, quise cambiar esa situación. Al tiempo que recordé que había leído algo sobre la regulación de la temperatura y los vientos en la medicina oriental y ayurvédica. La importancia, también de la alimentación. Lo que experimenté y observé en mí, que no tiene por que ser igual en otras, es que antes del sofoco siempre tenía ganas de orinar y no lo hacía porque estaba ocupada, las ganas de orinar se pasaban pero poco después llegaba el sofoco, me ponía colorada, con calor, luego sudaba y el sudor se enfriaba y sentía frío. Los sofocos duraron sólo dos años. Porque modifiqué mi conducta, tomando primero conciencia de lo que hacía unos minutos antes de que me diera el sofoco, -no iba a orinar , aunque necesitaba ir- le negaba a mi cuerpo una necesidad, lo había hecho durante toda mi vida anterior, y lo hacía, porque estaba “ocupada” en otra cosa, ya fuera: jugar, disfrutar de una buena compañía o trabajar. Al hacer caso a las necesidades de mi cuerpo de manera inmediata, los sofocos desaparecieron también de inmediato.

    Se lo dije a mi ginecólogo, pero no me hizo caso alguno.

    Géminis del 50

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  2. Hola Rosa. ¿De que marca es el aceite de onagra que usas? ¿Dónde lo compras?
    ¿Y las semillas de lino? ¿Crees que es mejor molerlas?
    Gracias.
    Me encanta tu blog. Lástima que no lo actualices.
    Un saludo.

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    1. Hola Estrella. Gracias por escribirme. Yo compro mis aceites en botella a un productor francés que conozco y sé que es de confianza. No sé si podrá convenirte. Busca "Le Gattilier" si quieres ver su catálogo.
      Las semillas de lino, biológicas en el supermercado. Ya explico en mis artículos porqué es mejor molerlas.
      ¡Paciencia con las actualizaciones! Mis artículos, aún el aparentemente sencillito, llevan muchos meses de investigación y consultas. No escribo nada que no conozca o que no me convenza personalmente y, supongo, que si os gusta es porque, entre otras cosas, es serio y documentado. Y no te preocupes sacaré un nuevo artículo pronto. Un saludo.

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  3. Hola Rosa.
    Aunque suene demodé: Me encanta tu blog. Me resulta muy inspirador. Tengo 50 años. Creo que lo he encontrado en el momento justo. La menopausia asoma la patita. Muchas gracias por compartir tus experiencias y conocimientos.
    Iba a preguntarte lo mismo que Estrella. Aparte de Le Gattilier ¿se te ocurre donde conseguir el aceite de onagra?
    Un abrazo.
    Ana

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  4. Hola Ana, gracias por escribirme. Yo he visto en la mayoría de los supermercados una zona de complementos donde se encuentra aceite de onagra y/o borraja en cápsulas. Puedes hacer un control de la marca buscando en internet su página web y ver si te da confianza. También puedes pedirles información directamente sobre su aceite usando de tus prerogativas de consumidora: dónde está su zona de producción o a quien se lo compran etc. Si son serios estarán encantados de contestarte. Un saludo muy cordial.

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