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miércoles, 20 de febrero de 2013

4. La reorganización hormonal cambia la estructura del cerebro y nos enfrenta a nuestras zonas de sombra.




Es importante que nos demos cuenta de esto porque las implicaciones son enormes y también pueden ser graves si se ignoran. 

La adaptación hormonal a nuestro ciclo de poder produce cambios en los lóbulos temporales, así como en la amígdala cerebral y el hipocampo. Es un proceso paulatino que comienza en la pre menopausia, sigue en la post menopausia y, en teoría, puede durar unos diez años. Sin embargo, mi experiencia personal ha sido que, si se apoya el proceso, la velocidad del cambio aumenta increíblemente después del día M, dando lugar a una claridad mental nueva -que podría definirse como devastadora, por todo lo que puede afecta a nuestra vida “normal”- de un mes al siguiente.

Volveré sobre ello. Ahora es interesante saber que los lóbulos temporales, la amígdala cerebral y el hipocampo están en íntimo contacto entre ellos y, asimismo, en contacto con el hipotálamo –la glándula maestra de la que ya he hablado. Son zonas cerebrales con una multiplicidad de funciones que se encargan, entre otras cosas, del procesamiento y memorización de la información auditiva y visual y del equilibrio. Además, son los centros emocionales del cerebro, regulan la motivación, la ansiedad, el placer o la ira. También la intuición.

Durante la reorganización hormonal perimenopausica los cambios en los lóbulos temporales potencian enormemente nuestra capacidad intuitiva. La doctora Christiane Northrup piensa que estos cambios están relacionado con la nueva producción, alta y estable, de las hormonas folículo estimulante y luteinizante (1).  

Que yo sepa, las capacidades intuitivas no se han estudiado científicamente. Sin embargo, situaciones de intuiciones correctas las conocen todas las mujeres y también los hombres. La intuición no sigue los circuitos lógicos, los únicos validados en nuestras sociedades, por lo que no se la trata como fuente aceptable ni de conocimientos ni de decisiones. Tampoco se le presta atención ni se desarrolla.
Es por eso que las intuiciones, cuando se tienen, aparecen como revelaciones fulgurantes, escasas y aisladas.

Yo, sin embargo, pienso que nuestros ancestros sobrevivieron porque se guiaban por la intuición y que las mujeres descubrieron en sus ciclos de poder –donde la intuición está en su máxima potencia–, las cualidades médicas, sanadoras y comestibles de los vegetales. Y esto, sin necesidad de estar probando en la ignorancia más absoluta y durante milenios, plantitas aquí y allí, y envenenándose con ellas. Teoría, esta última, corrientemente  aceptada por la opinión científica dominante, sin tener en cuenta para nada los datos conocidos sobre la densidad de las poblaciones prehistóricas. Estos grupos eran tan pequeños que, si sus componentes se hubieran dedicado a envenenarse alegremente, en estos momentos no existiría el Homo sapiens.

Hay que considerar, asimismo, que las sociedades que han mantenido su intuición también podrían percibir o ver los campos energéticos que rodean todas las cosas, por lo que pueden saber con absoluta precisión si algo es  beneficioso o no para el cuerpo humano. 

La intuición podría ser, entre otras cosas, una forma de captar estos campos energéticos.

Todo esto es para deciros que nuestra reorganización hormonal está potenciando una herramienta -que ya estaba allí ignorada y oxidada- de una utilidad incalculable para tomar las decisiones correctas en nuestro ciclo de poder. Y que como hemos olvidado su uso, conectar con ella presupone una cierta dosis de confianza en lo desconocido, que crea angustia y dudas. 

Sin embargo, la intuición, es lo que mejor nos va a servir para lo siguiente que está haciendo nuestro cuerpo, que sigue su programa natural –o lo intenta– totalmente insensible a nuestras conveniencias sociales. 

Porque nuestro hipocampo, junto a la amígdala, van a reactivar los recuerdos y nuestra memoria del pasado. 

Y si lo hace ahora es porque ya estamos preparadas

Todo lo que hemos minimizado, olvidado y “superado” porque, tal vez, no podíamos enfrentarlo, va a surgir. Muchas mujeres ya han tenido avisos de ello en sus días problemáticos durante el ciclo menstrual (llámese síndrome premenstrual, reglas dolorosas, depresión cíclica etc.) También es muy probable que esos días se hayan ignorado mes a mes, año a año, con ayuda de medicamentos.

En la menopausia todo lo que metimos bajo la alfombra, a sabiendas o no, puede resurgir con fuerza cataclísmica y hay que ser conscientes de ello. 

No sólo pueden surgir recuerdos traumáticos, también nos enfrentaremos a todo lo que no está funcionando en nuestra vida, porque la remodelación hormonal está acondicionando al cerebro para limpiar todo aquello que puede lastrarnos, como pérdidas, agresiones y dolor que hayamos sufrido en el pasado o situaciones debilitantes que estemos aceptando en el presente. 

Eso significa además que, de repente, vamos a empezar a poner en tela de juicio todo lo que hasta ahora no nos había molestado… y que ya no nos va a llenar tanto dedicarnos a cuidar de todos, empezando por nuestro marido si lo tenemos, nuestro hijos que siguen en casa o nuestros nietos… y también vamos a querer vivir nuestra vida, no la que el resto del mundo ha decidido por nosotras.

Y van a surgir emociones poco “femeninas”, potenciadas por la remodelación del hipocampo y la amígdala, como la rabia, la ira, la agresividad -¿os suena?- y como eso no es lo que se espera de nosotras, aparecerán el miedo, la culpabilidad, la ansiedad y la depresión que, dentro del admitido marco de “enfermedad menopáusica”, podrían ser tratados con Prozac, Valium o similares, a lo que siempre se podrá añadir terapia hormonal sustitutiva.

Medicar para no sentir y para no molestar. 

Por desgracia, la represión, con o sin medicamentos, ha sido casi la única opción de muchas de las mujeres que nos han precedido. No  es de extrañar, por tanto, que asistamos a una epidemia de enfermedad de Alzheimer donde el hipocampo, que no ha podido terminar su remodelación con éxito, es una de las primeras regiones del cerebro en sufrir daños. 

En cuanto a aceptar lo que el cuerpo nos grita y seguir sus dictámenes, puede ser muy duro y al principio da mucho miedo (en fin… pánico, lo  sé por experiencia). También sé que si se acepta, permite una rápida conexión con nuestra sabiduría intuitiva la cual nos va a dictar los pasos a dar con una eficacia asombrosa. 

Sabréis que estáis “conectadas” con vuestra intuición y que lo que se os pasa por la cabeza no es una reacción a vuestro miedo o a vuestra negación de una situación difícil, cuando la idea que os venga este exenta de miedo, nerviosismo, culpabilidad o apremio. Como, probablemente, van a ser ideas nuevas, es muy posible que las rechacéis como ridículas o inadecuadas o porque os sentís incapaces de realizarlas. Pero si la intuición está en marcha la idea volverá de nuevo, hasta que poco a poco descubráis el camino para hacerla realidad. Aquí es importante recordar que hay tiempo para hacer los cambios necesarios, varios años de hecho. 

Llegadas a este punto os sugiero leer el excelente libro de la doctora Christiane Northrup “La Sabiduría de la Menopausia”. Es un libro que yo recomendaría a partir de los cuarenta e incluso antes si hay problemas durante el ciclo menstrual.

Si os preguntáis si la relación entre partes del cerebro como la amígdala y la memoria de hechos traumáticos tiene algún fundamento científico  podéis mirar “Neuroscience: Erasing Fear Memories,” Science 325: 1214-1215, 4 September 2009, que comenta el artículo de Nadine Gogolla et al., “Perineuronal Nets Protect Fear Memories from Erasure,” Science 325: 1258-1261, 4 September 2009.

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 (1) Christiane Northrup “La Sabiduría de la Menopausia” Edición revisada (2009). Urano

2 comentarios:

  1. "Nos enfrentaremos a todo lo que no está funcionando en nuestra vida" y "vamos a empezar a poner en tela de juicio todo lo que hasta ahora no nos había molestado… y también vamos a querer vivir nuestra vida, no la que el resto del mundo ha decidido por nosotras" reflejan EXACTAMENTE la revolución que me ha poseido. Yo intuía que algo muy bueno estaba ocurriendo en mi interior,gracias por hacérmelo ver.

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  2. Como para mi la casualidad no existe, hoy ha caído en mi mano este artículo. Gracias por escribir sobre este estado tan vital y atroz. A los seis meses de no menstruar,mi vida empezó a derrumbarse, de pronto fui presa de la ansiedad y del miedo más irracional que se puede experimentar. Estoy en manos de un naturopata maravilloso y paciente, que cuando me dijo que todo era provocado por mi etapa menopausiaca , por poco me tiro a su cuello. ¿Cómo era posible que sólo por dejar de tener el periodo mi vida careces de sentido?...pues SI después de 9 meses de tratamiento y 2 de terapia, puedo decir que estoy mejor. VAYA RELVÓĹÇÓN QUE ME HA DADO LA VIDA.

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