Es importante que nos demos
cuenta de esto porque las implicaciones son enormes y también pueden ser graves
si se ignoran.
La adaptación hormonal a nuestro
ciclo de poder produce cambios en los lóbulos temporales, así como en la
amígdala cerebral y el hipocampo. Es un proceso paulatino que comienza en la
pre menopausia, sigue en la post menopausia y, en teoría, puede durar unos diez
años. Sin embargo, mi experiencia personal ha sido que, si se apoya el proceso,
la velocidad del cambio aumenta increíblemente después del día M, dando lugar a
una claridad mental nueva -que podría definirse como devastadora, por todo lo
que puede afecta a nuestra vida “normal”- de un mes al siguiente.
Volveré sobre ello. Ahora es
interesante saber que los lóbulos temporales, la amígdala cerebral y
el hipocampo están en íntimo contacto entre ellos y, asimismo, en contacto con
el hipotálamo –la glándula maestra de la que ya he hablado. Son zonas
cerebrales con una multiplicidad de funciones que se encargan, entre otras
cosas, del procesamiento y memorización de la información auditiva y visual y
del equilibrio. Además, son los centros emocionales del cerebro, regulan la
motivación, la ansiedad, el placer o la ira. También la intuición.
Durante la reorganización
hormonal perimenopausica los cambios en los lóbulos temporales potencian enormemente
nuestra capacidad intuitiva. La doctora Christiane Northrup piensa que estos
cambios están relacionado con la nueva producción, alta y estable, de las
hormonas folículo estimulante
y luteinizante (1).
Que yo sepa, las capacidades
intuitivas no se han estudiado científicamente. Sin embargo, situaciones de
intuiciones correctas las conocen todas las mujeres y también los hombres. La
intuición no sigue los circuitos lógicos, los únicos validados en nuestras
sociedades, por lo que no se la trata como fuente aceptable ni de conocimientos
ni de decisiones. Tampoco se le presta atención ni se desarrolla.
Es por eso que las intuiciones,
cuando se tienen, aparecen como revelaciones fulgurantes, escasas y aisladas.
Yo, sin embargo, pienso que
nuestros ancestros sobrevivieron porque se guiaban por la intuición y que las mujeres
descubrieron en sus ciclos de poder –donde la intuición está en su máxima
potencia–, las cualidades médicas, sanadoras y comestibles de los vegetales. Y
esto, sin necesidad de estar probando en la ignorancia más absoluta y durante
milenios, plantitas aquí y allí, y envenenándose con ellas. Teoría, esta
última, corrientemente aceptada por la
opinión científica dominante, sin tener en cuenta para nada los datos conocidos
sobre la densidad de las poblaciones prehistóricas. Estos grupos eran tan
pequeños que, si sus componentes se hubieran dedicado a envenenarse
alegremente, en estos momentos no existiría el Homo sapiens.
Hay que considerar, asimismo, que
las sociedades que han mantenido su intuición también podrían percibir o ver
los campos energéticos que rodean todas las cosas, por lo que pueden saber con
absoluta precisión si algo es beneficioso o no para el cuerpo humano.
La intuición podría ser, entre
otras cosas, una forma de captar estos campos energéticos.
Todo esto es para deciros que nuestra
reorganización hormonal está potenciando una herramienta -que ya estaba allí ignorada
y oxidada- de una utilidad incalculable para tomar las decisiones correctas en nuestro
ciclo de poder. Y que como hemos olvidado su uso, conectar con ella presupone
una cierta dosis de confianza en lo desconocido, que crea angustia y dudas.
Sin embargo, la intuición, es lo
que mejor nos va a servir para lo siguiente que está haciendo nuestro cuerpo, que
sigue su programa natural –o lo intenta– totalmente insensible a nuestras
conveniencias sociales.
Porque nuestro hipocampo, junto a
la amígdala, van a reactivar los recuerdos y nuestra memoria del pasado.
Y si lo hace ahora es porque ya
estamos preparadas.
Todo lo que hemos minimizado,
olvidado y “superado” porque, tal vez, no podíamos enfrentarlo, va a surgir. Muchas
mujeres ya han tenido avisos de ello en sus
días problemáticos durante el ciclo menstrual (llámese síndrome premenstrual,
reglas dolorosas, depresión cíclica etc.) También es muy probable que esos días
se hayan ignorado mes a mes, año a año, con ayuda de medicamentos.
En la menopausia todo lo que
metimos bajo la alfombra, a sabiendas o no, puede resurgir con fuerza
cataclísmica y hay que ser conscientes de ello.
No sólo pueden surgir recuerdos
traumáticos, también nos enfrentaremos a todo lo que no está funcionando en
nuestra vida, porque la remodelación hormonal está acondicionando al cerebro
para limpiar todo aquello que puede lastrarnos, como pérdidas, agresiones y
dolor que hayamos sufrido en el pasado o situaciones debilitantes que estemos
aceptando en el presente.
Eso significa además que, de
repente, vamos a empezar a poner en tela de juicio todo lo que hasta ahora no
nos había molestado… y que ya no nos va a llenar tanto dedicarnos a cuidar de
todos, empezando por nuestro marido si lo tenemos, nuestro hijos que siguen en
casa o nuestros nietos… y también vamos a querer vivir nuestra vida, no
la que el resto del mundo ha decidido por nosotras.
Y van a surgir emociones poco
“femeninas”, potenciadas por la remodelación del hipocampo y la amígdala, como
la rabia, la ira, la agresividad -¿os suena?- y como eso no es lo que se espera
de nosotras, aparecerán el miedo, la culpabilidad, la ansiedad y la depresión
que, dentro del admitido marco de “enfermedad menopáusica”, podrían ser
tratados con Prozac, Valium o similares, a lo que siempre se podrá añadir terapia
hormonal sustitutiva.
Medicar para no sentir y para no
molestar.
Por desgracia, la represión, con
o sin medicamentos, ha sido casi la única opción de muchas de las mujeres que
nos han precedido. No es de extrañar,
por tanto, que asistamos a una epidemia de enfermedad de Alzheimer donde el
hipocampo, que no ha podido terminar su remodelación con éxito, es una de las
primeras regiones del cerebro en sufrir daños.
En cuanto a aceptar lo que el
cuerpo nos grita y seguir sus dictámenes, puede ser muy duro y al principio da
mucho miedo (en fin… pánico, lo sé por
experiencia). También sé que si se acepta, permite una rápida conexión con
nuestra sabiduría intuitiva la cual nos va a dictar los pasos a dar con una
eficacia asombrosa.
Sabréis que estáis “conectadas”
con vuestra intuición y que lo que se os pasa por la cabeza no es una reacción
a vuestro miedo o a vuestra negación de una situación difícil, cuando la idea
que os venga este exenta de miedo, nerviosismo, culpabilidad o apremio. Como,
probablemente, van a ser ideas nuevas, es muy posible que las rechacéis como
ridículas o inadecuadas o porque os sentís incapaces de realizarlas. Pero si la
intuición está en marcha la idea volverá de nuevo, hasta que poco a poco
descubráis el camino para hacerla realidad. Aquí es importante recordar que hay
tiempo para hacer los cambios necesarios, varios años de hecho.
Llegadas a este punto os sugiero leer
el excelente libro de la doctora Christiane Northrup “La Sabiduría de la
Menopausia”. Es un libro que yo recomendaría a partir de los cuarenta e incluso
antes si hay problemas durante el ciclo menstrual.
Si os preguntáis si la relación
entre partes del cerebro como la amígdala y la memoria de hechos traumáticos
tiene algún fundamento científico podéis
mirar “Neuroscience: Erasing Fear Memories,”
Science 325: 1214-1215, 4 September 2009, que comenta el artículo de
Nadine Gogolla et al., “Perineuronal Nets
Protect Fear Memories from Erasure,” Science 325:
1258-1261, 4 September 2009.
Nota aparte: si quieres ojear mis otros libros y saber más sobre mí puedes ir AQUÍ.
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(1) Christiane Northrup “La Sabiduría de la Menopausia” Edición revisada (2009). Urano
(1) Christiane Northrup “La Sabiduría de la Menopausia” Edición revisada (2009). Urano
"Nos enfrentaremos a todo lo que no está funcionando en nuestra vida" y "vamos a empezar a poner en tela de juicio todo lo que hasta ahora no nos había molestado… y también vamos a querer vivir nuestra vida, no la que el resto del mundo ha decidido por nosotras" reflejan EXACTAMENTE la revolución que me ha poseido. Yo intuía que algo muy bueno estaba ocurriendo en mi interior,gracias por hacérmelo ver.
ResponderEliminarComo para mi la casualidad no existe, hoy ha caído en mi mano este artículo. Gracias por escribir sobre este estado tan vital y atroz. A los seis meses de no menstruar,mi vida empezó a derrumbarse, de pronto fui presa de la ansiedad y del miedo más irracional que se puede experimentar. Estoy en manos de un naturopata maravilloso y paciente, que cuando me dijo que todo era provocado por mi etapa menopausiaca , por poco me tiro a su cuello. ¿Cómo era posible que sólo por dejar de tener el periodo mi vida careces de sentido?...pues SI después de 9 meses de tratamiento y 2 de terapia, puedo decir que estoy mejor. VAYA RELVÓĹÇÓN QUE ME HA DADO LA VIDA.
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